EXPLORAR EL MUNDO NOS AYUDA A ABSORBER NUEVAS IDEAS Y FORMAS DE PENSAR
Viajar, como cualquier otra pasión en la vida, es algo que se lleva en el alma desde que se nace y que podemos ir nutriendo con el paso del tiempo. Con cada nuevo destino y experiencia, eso que al inicio es tan solo un hobbie o una distracción, se convierte poco a poco en un propósito que nos llena de vida y de sentido. En mi caso personal encontré desde muy joven la inspiración para lanzarme a recorrer el mundo gracias a un viaje que realicé, a mis 11 años, a las Cataratas del Niágara. Una experiencia entretenida y difícil que despertó mi interés por tener nuevas aventuras y explorar lugares distintos; motivándome un par de años después a aprovechar las oportunidades que se fueron presentando durante mi etapa de formación profesional para recorrer algunos países de Europa, África y Asia. Sin tenerlo como meta, a mis 21 años, la Antártida era el único continente que tenía pendiente por conocer en ese momento.
Ya como profesional, la pasión por los viajes se fue alineando con mi desarrollo laboral. Mi trayectoria en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) me permitió conocer muchos países en América Latina y el Caribe, que seguramente nunca hubiera visitado en otras circunstancias; y al volver a Panamá, fundar la firma Alemán, Cordero, Galindo & Lee (ALCOGAL) me llevó a distintos lugares en el mundo para constituir oficinas que nos permitieran llegar a nuevos mercados y clientes. Sin lugar a dudas, en esta etapa de mi vida, mi pasión por explorar el mundo pasó de ser un simple hobby a convertirse en un aspecto fundamental de mi camino al éxito. Cada uno de los aprendizajes obtenidos en los países visitados, las personas que tuve el honor de conocer y las diferentes perspectivas que pude vivir de primera mano; me llevaron a forjar capacidades y aptitudes para sobrellevar de mejor manera los retos propios de la vida.
Luego de tantos viajes, tengo claro que esta práctica ofrece un entorno de oportunidad inigualable para construirnos a nivel personal. Ofreciéndonos permanentemente espacios y experiencias que nos lleven cuestionar nuestras convicciones más profundas, abrir nuestra mente a nuevas ideas y encontrar aquellas cosas que más valoramos en la vida para enfocar en ello nuestros esfuerzos. En cada sala de espera, fila de inmigración o esquina de una ciudad extranjera, es posible encontrar elementos que nos permitan ser mejores seres humanos en el día a día. Por esto, incluso antes de lograr el objetivo de ser el primer hispanoamericano en visitar todos los países miembros de las Naciones Unidas, ya tenía claro que debía seguir buscando nuevos destinos que me motivarán a seguir explorando el mundo cuando llegara el día de tachar de la lista el último país de esa meta.
Tomar la decisión de viajar al Polo Norte no solo responde al hambre de aventura que me caracteriza, sino también, al interés de darme la oportunidad de conocer un lugar realmente inhóspito de nuestra geografía y la curiosidad de descubrir qué nuevos aprendizajes y perspectivas puede traerme esta experiencia para el resto de mi vida. Peculiaridades cómo que este es el único lugar del planeta desde el que, vayas donde vayas, siempre te dirigirás al sur; son solo un abrebocas del cambio de paradigma que se puede inducir en tu mente cuando te ves asombrado por la inmensidad de un océano de hielo en el que muy pocas personas han tenido el lujo de pasar un par de noches. Las dificultades de acceso, las bajas temperaturas y las condiciones excepcionales que hacen posible visitar este lugar solamente en ventanas muy cortas de tiempo durante el curso del año; hacen parte de la lista de motivaciones que pusieron al Polo Norte como meta entre los destinos que sí o sí debía visitar en nuestro planeta.
Para aquellos interesados en vivir esta experiencia, recomiendo -Como lo he hecho yo- iniciar el camino investigando por las diversas y variadas formas en las que se puede llegar al famoso grado 90° (Polo Norte). Desde las opciones más aventureras, que por supuesto requieren de un estado físico excepcional, hasta aquellas más cómodas y “sencillas”; existen varias posibilidades que tienen cómo punto de partida a la ciudad poblada más al norte de Noruega, Svalbard. Un lugar en sí mismo excepcional, que tendré el gusto de visitar en los próximos meses del año para comenzar mi propia travesía. Artículos como este, de la mundialmente famosa empresa Red Bull, ofrecen información detallada para que todos los interesados vayan conociendo los puntos a tener en cuenta antes de emprender el viaje. Y al mismo tiempo, sirven de placebo mientras llega el momento exacto de empezar a recorrer este camino. Algo que en mi caso personal debió ser pospuesto por la difícil coyuntura ocasionada por la pandemia de COVID-19 en el 2021.
En conclusión, el viaje al Polo Norte hace parte de mi bucket list como herramienta para seguir viviendo una pasión que me ha permitido crecer personal y profesionalmente durante toda mi carrera. Un destino que fijé como objetivo para saciar mi hambre de aventura y motivar mi curiosidad intelectual por descubrir nuevas perspectivas que me lleven a explorar nuevas y mejores formas de dejar un legado positivo en mi trayectoria. Aunque estoy convencido de que llegar al grado 90° del planeta tierra no es algo que motive a todas las personas que me leen, espero que mis reflexiones en los párrafos precedentes sirvan de inspiración para que cada quien decida vivir sus pasiones e intereses personales como una herramienta para convertirse, día a día, en la mejor versión de sí mismos.