EL CRECIMIENTO DE PANAMÁ ES DIRECTAMENTE PROPORCIONAL A UN ENTORNO LEGAL SALUDABLE Y OPORTUNO PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO
Ahora que el mundo está concentrado sus esfuerzos en consolidar los procesos de reactivación económica en un entorno de convivencia con la pandemia, es fundamental recordar la importancia de un ordenamiento jurídico competitivo que cree las condiciones para promover el desarrollo económico de nuestros países. Las leyes, queramos o no, hacen parte de la lista de factores que incidenq directamente en el buen término de los negocios. Creando barreras o incentivos para la instalación de empresas, para la atracción de inversión extranjera directa o para que los empresarios utilicen su tiempo y recursos para generar valor. En este sentido, nuestro país es un modelo a seguir para la región por los buenos resultados que ha obtenido de la aplicación de leyes favorables al desarrollo económico y sobre las que no podemos perder el impulso.
Particularmente, leyes como la que prevé la creación de Sedes de Empresas Multinacionales (SEMS), aprobada en 2007, ha motivado a más de 170 corporaciones de todo el mundo para que establezcan sus sedes regionales para América Latina en Panamá. Esta norma, que crea un régimen especial para el establecimiento y a operación de oficinas de empresas multinacionales en nuestro país, es un incentivo tácito para la recepción de inversión extranjera directa ya que crea ventajas competitivas en los ámbitos corporativos, fiscales y legales para aquellas empresas interesadas en consolidar sus procesos de expansión por la región. Eliminando o simplificando todos los componentes que normalmente pueden representar un obstáculo para este tipo de operaciones como permisos, requisitos mínimos, trámites burocráticos y costos de operación, para reemplazarlos por un ordenamiento jurídico sencillo, oportuno y amigable. Desde su promulgación en nuestro país, el impacto económico positivo de este nuevo entorno legal ha sido enorme.
Ejemplos como este, hacen evidente la importancia de pensar la práctica legal como un catalizador del desarrollo económico y social de nuestra sociedad, priorizando siempre el bienestar general sobre cualquier interés particular que podamos tener en el ejercicio de nuestra profesión. Las leyes, cuando son bien pensadas y ejecutadas, se pueden convertir en el pilar fundamental de un entorno de constante crecimiento y desarrollo para nuestra economía. Desencadenando en círculos virtuosos de mayor generación de empleo, mayor recaudo fiscal, mayor inversión en temas como educación y clima de negocio, que en el mediano y largo plazo, son determinantes para la calidad de vida de las personas que vivimos en Panamá y la región.
Ahora que las oportunidades económicas de nuestro país, en el contexto de recuperación post pandemia, se siguen concentrando en el sector logístico y específicamente en el nearshoring (reflejadas en las nuevas 18 licencias de operación para empresas extranjeras con las que cerramos el 2021), tenemos la oportunidad de seguir contribuyendo desde la práctica legal al posicionamiento de nuestro país como la zona más atractiva en la región para el desarrollo de nuevos negocios e inversiones. No solo desde la amplia experiencia de firmas como Alcogal en el acompañamiento a clientes internacionales, sino también, desde la reflexión sobre el impacto y alcance de nuestro ordenamiento jurídico en este propósito. Reconociendo los puntos de mejora en los que aún tenemos camino que recorrer, y sobre todo, evaluando la pertinencia de realizar propuestas que en este sentido puedan resultar oportunas e innovadoras para un mejor entorno y clima de negocios.
¡Invito a todos los que me leen a dedicarle unos minutos a este tema ahora que el año apenas comienza! De forma tal que podamos poner todos nuestro granito de arena en la senda de crecimiento de Panamá en el 2022.